Pese a los continuos cambios de usos, los habitantes del Tambo La Cabezona se corresponsabilizaron en su quehacer cotidiano a mantener viva la memoria, los oficios y las tradiciones heredadas, para el disfrute de las nuevas generaciones. En La cabezona, el pasado se funde al futuro. Trabajar sobre la vivienda construida en el Centro Histórico evidencia modos de vida favorables al desarrollo de una cultura comunitaria activa, sin la presión especulativa de consumo a la que suelen someterse los centros históricos urbanos de todo el mundo.

La presencia y el trabajo fiel de una red de diversos agentes sociales perpetús el papel de ‘casa de oficios’ del Tambo la Cabezona, y de esa manera revitaliza nuestra identidad, entendida como el auténtico carácter posible y renovador del Centro Histórico de Arequipa.